[Aquí podéis leer la entrevista que publica esta semana EL PAÍS]
Núria Jar (Barcelona) | 5 de noviembre de 2015
Hans Clevers (Países Bajos, 1957) montó su primer laboratorio en el ático de sus padres, cuando aún iba al instituto. Fuera de clase, su profesor de química le vendía sustancias en el garaje. “Seguramente ahora estaría prohibido pero hacíamos bombas fantásticas”, bromea sobre una época que le inspiró para convertirse en el investigador que describió por primera vez una célula madre del intestino.
En su laboratorio del Instituto de Utrecht, donde ha fundado The Hubrecht Organoid Technology, han creado mini-intestinos. Estas estructuras en tres dimensiones diseñadas a partir de células madre adultas –de humanos y de ratón– permitirían predecir la respuesta de una persona enferma de cáncer a un determinado fármaco en el laboratorio. A diferencia de las líneas celulares que permiten secuenciar un tumor, esta nueva técnica evitaría efectos adversos de una medicación oncológica que no funciona igual en todos los pacientes.
Clevers ha pronunciado una charla en el congreso del décimo aniversario del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB Barcelona), donde se ha reencontrado con Eduard Batlle, investigador ICREA de este centro que fue investigador postdoctoral en el laboratorio de uno de este científico, uno de los biomédicos más reconocidos en el campo de las células madre adultas, con importantes contribuciones en cáncer de colon.
Pregunta. ¿Cómo son las células madre adultas de los intestinos?
Respuesta. El intestino grueso tiene mil millones de criptas, unas estructuras donde en cada una se diferencian 15 células madre. En total tenemos unas 15.000 millones de células madre adultas que se diferencian en células intestinales que viven una media de cuatro días. El intestino es el tejido que más renovamos.
P. ¿Cuánto vive una célula intestinal?
R. Su esperanza de vida es corta en comparación con otras células como las de la piel, que viven un par de meses. O las de la sangre o el hígado, que viven unos 100 días y unos 5 años, respectivamente. Cada día renovamos unos 100 gramos de células intestinales que morirán al cabo de cuatro días. Los experimentos que hacemos con células madre de intestino son muy rápidos en relación a otros que necesitan años.
P. ¿Por qué las células intestinales se renuevan tan rápido en comparación con otras?
R. No lo sabemos del todo, pero pensamos que se debe a que estas células están expuestas a un ambiente muy duro. El interior de nuestros intestinos no es un entorno demasiado agradable, hay un montón de bacterias. Probablemente para el ser humano y cualquier animal el interior de nuestros intestinos sea el lugar más peligroso del planeta. Caminamos todo el día con él, está dentro de nosotros. Quizás una parte de nuestra defensa sea renovar estas células constantemente. Si no te renuevas, estás muerto en cuestión de cuatro días. Claramente necesitas este proceso para mantenerte activo.
P. Los tratamientos actuales contra cualquier tipo de cáncer desequilibran mucho la renovación de estas células…
R. Los fármacos oncológicos atacan a las células que más se dividen, entre las que se encuentran las del intestino y las de la sangre, por eso muchos pacientes se vuelven anímicos.
P. Su laboratorio es pionero en utilizar el potencial de las células madre para terapias regenerativas y ya han conseguido hacer crecer mini-intestinos de células madre de ratas y humanos.
R. Tomamos pequeños trocitos de tejidos enfermos de humanos, lo cultivamos y hacemos experimentos para ver qué fármacos responden mejor en ese paciente en concreto. La gente no se da cuenta de que hace unos seis años esto no era posible de forma tan rutinaria como ahora. Cada tumor es único y esta técnica nos permite hacer medicina de precisión.
P. ¿Por qué en cáncer es tan importante la medicina personalizada?
R. Todos hemos visto pacientes que reaccionan diferente a una misma terapia. Solo una tercera parte de las personas se benefician de los tratamientos oncológicos, el resto sufren los efectos secundarios negativos y no mejoran. Esto genera muchos costes porque los fármacos no funcionan y son muy caros, y las complicaciones derivadas de la terapia, también. Con las nuevas técnicas seríamos capaces de extraer células enfermas de los pacientes, probarlas en el laboratorio con los medicamentos disponibles y aconsejar al oncólogo sobre la mejor terapia.
P. ¿Ya son capaces de predecir la eficacia de una tratamiento para cada persona?
R. Ahora estamos en fase de ensayos clínicos observacionales. Aún no podemos dar consejo a los médicos porque no hemos comprobado nuestra capacidad de predicción. Por ahora, los doctores nos dicen qué fármaco ha prescrito y cómo reacciona el paciente. Nosotros observamos nuestra capacidad de previsión en el laboratorio con muestras tumorales de unos 40 pacientes.
P. ¿Cuándo será realidad para todo el mundo?
R. Seguramente en uno o dos años sepamos cómo de buenos somos con nuestras predicciones. Fuimos capaces de predecir de forma correcta con los primeros pacientes del ensayo clínico. Tardamos entre tres y cuatro semanas a completar el proceso de tomar una muestra del tumor, hacerlo crecer en el laboratorio y ver cómo reaccionaba a unos 20 medicamentos diferentes para saber cuál era la terapia adecuada. El cáncer es una enfermedad progresiva; por eso, cuanto antes administres el fármaco correcto, mejor.